Santa María Egipciaca, cuya festividad se celebra el 2 de abril, es un ejemplo de conversión y penitencia. Nacida en Alejandría, su vida cambió radicalmente tras un encuentro espiritual en Jerusalén. Decidió dedicar su vida a la penitencia en el desierto, cruzando el río Jordán para vivir en soledad y oración. Su historia es una inspiración para quienes buscan redención.
Conversión y Vida Penitente
En su juventud, María vivió una vida de excesos en Alejandría. Sin embargo, un viaje a Jerusalén marcó un antes y un después en su vida. Atribuye su conversión a la intercesión de la Virgen María, tras lo cual decidió retirarse al desierto.
Legado Espiritual
Su historia ha sido contada por muchos, destacando cómo su vida de arrepentimiento y dedicación espiritual ha servido de inspiración a través de los siglos. Santa María Egipciaca es recordada como una figura clave en la tradición cristiana ortodoxa, y su vida es un testimonio del poder de la fe y la penitencia.
Festividad
La Iglesia celebra su festividad el 2 de abril, recordando su ejemplo de arrepentimiento y devoción.