San Urbicio nació en Burdeos durante el siglo VIII, una época marcada por las invasiones musulmanas en la península ibérica. Capturado junto a su madre, quien murió en cautiverio, Urbicio fue convertido en esclavo. Sin embargo, su fe y devoción lo guiaron, atribuyendo su libertad a la intercesión de los Santos Justo y Pastor.
Protector de Reliquias
Tras su liberación, Urbicio viajó a Alcalá para agradecer a los santos, y al ver el peligro que corrían sus reliquias, decidió llevárselas a Burdeos para resguardarlas. Pasó sus últimos días en Huesca, dedicado a la oración y la penitencia, falleciendo en el año 802.
Celebración
San Urbicio es celebrado el 15 de diciembre, siendo un ejemplo de fe y devoción para los creyentes.