San Fructuoso de Tarragona, obispo, y sus diáconos Augurio y Eulogio, son recordados como mártires del siglo III. Durante el reinado de los emperadores Valeriano y Galieno, estos valientes cristianos confesaron su fe ante el procurador Emiliano. Fueron llevados al anfiteatro de Tarraco, donde Fructuoso, con firmeza y devoción, oró por la paz de la Iglesia antes de ser consumido por el fuego en oración.
Su festividad se celebra el 21 de enero, recordando su sacrificio y legado de fe. San Fructuoso es también conocido por su vínculo con San Fructuoso de Braga, cuya celebración se realiza el 16 de abril.