San Lupo de Lyon, celebrado el 24 de septiembre, es una figura venerada en la historia de la Iglesia. Vivió en el siglo VI y se destacó por su vida como anacoreta antes de asumir el rol de obispo en Lyon, una ciudad de la antigua Galia, que hoy corresponde a Francia.
San Lupo es recordado por su dedicación a la fe y su liderazgo espiritual. Durante su tiempo como obispo, promovió el cristianismo y fortaleció la comunidad cristiana en la región.
Su legado se mantiene vivo a través de las celebraciones y memorias en su honor, siendo un ejemplo de humildad y devoción.