San Policarpo, celebrado el 23 de febrero, fue una figura clave en el cristianismo primitivo. Como discípulo de San Juan, Policarpo se destacó por su firmeza en la fe y su rol como obispo de Esmirna.
Martirio de San Policarpo
Durante el reinado de los emperadores Marco Antonino y Lucio Aurelio Cómodo, Policarpo fue arrestado y condenado a muerte. A los noventa años, fue quemado vivo en el anfiteatro de Esmirna, donde dio gracias a Dios por haberlo contado entre sus mártires.
Legado y Conmemoración
Su valentía y dedicación a la fe han dejado una huella perdurable en la historia de la Iglesia. San Policarpo es recordado como uno de los últimos testigos de los tiempos apostólicos.