San Macario de Jerusalén, cuyo día de celebración es el 10 de marzo, fue un obispo del siglo IV que desempeñó un papel fundamental en la restauración de los Santos Lugares en Jerusalén. Gracias a sus exhortaciones, el emperador Constantino el Grande y su madre, Santa Elena, enriquecieron la ciudad con basílicas que aún hoy son veneradas.
La Vida de San Macario
San Macario, nacido en Jerusalén, se destacó por su devoción y compromiso con la Iglesia. Fue elegido obispo de Jerusalén en una época de importantes cambios para el cristianismo.
Contribución a los Santos Lugares
Su mayor legado fue la restauración de los Santos Lugares, que incluyó la construcción de la Basílica del Santo Sepulcro, un lugar de peregrinación esencial en la cristiandad.
Legado Duradero
San Macario es recordado no solo por sus logros materiales, sino también por su espiritualidad y liderazgo que inspiraron a generaciones futuras.