San Mario fue un destacado obispo en Lausanne, Suiza, durante el siglo VI. Es reconocido por trasladar la sede episcopal de Aventicum a Lausanne, un movimiento estratégico que fortaleció la presencia cristiana en la región. Durante su episcopado, San Mario se dedicó a la construcción de numerosas iglesias, promoviendo el cristianismo y sirviendo como un pilar de la comunidad.
Defensor de los Pobres
San Mario es recordado especialmente por su labor en defensa de los pobres, mostrando compasión y generosidad en tiempos difíciles. Su legado como defensor de los necesitados perdura hasta hoy.
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