El Beato Adalberto Nierychlewski es recordado por su valentía y fe inquebrantable en tiempos de gran opresión. Nacido en Polonia, se unió a la Congregación de San Miguel y dedicó su vida al servicio religioso. Durante la ocupación nazi, redactó un documento en defensa de la dignidad humana y la religión, lo que lo llevó a ser deportado al campo de concentración de Auschwitz.
Allí, Adalberto sufrió crueles tormentos y finalmente fue ejecutado por su fe en Cristo el 7 de febrero. Su legado perdura como símbolo de resistencia espiritual y valor humano.