San Paulino de Nola, nacido en Burdeos, Francia, en el siglo V, es conocido por su transformación de noble y rico a humilde servidor de Cristo. Tras recibir el bautismo, renunció a su posición consular para vivir una vida ascética junto a su esposa y seguidores cerca del sepulcro de San Félix de Nola. Fue ordenado obispo de Nola, donde se destacó por su erudición, santidad y hospitalidad hacia peregrinos y desvalidos.
Su legado incluye una rica correspondencia con otros santos de la época y su influencia en la iglesia primitiva. La festividad de San Paulino se celebra el 22 de junio.