San Sosípatro fue discípulo de San Pablo y destacó por su ferviente misión evangelizadora. Enviado a la isla de Córcega para predicar, se convirtió en Obispo de Iconio. Su vida estuvo marcada por la fe y el milagro, especialmente cuando, al ser torturado junto a siete ladrones convertidos por él, un fuego celestial descendió para castigar a la familia del rey Cercilino. Este milagro llevó a la conversión del rey y su bautismo.
La festividad de San Sosípatro se celebra el 25 de junio, recordando su legado de fe y sacrificio.