San Nicolás de Flüe, nacido en Suiza en el siglo XV, tomó la audaz decisión de dejar a su esposa e hijos para dedicarse a una vida de soledad y oración en las montañas de Ranft. Su fama como hombre de gran penitencia y consejero de paz se extendió rápidamente.
Vida de Penitencia
San Nicolás vivió como ermitaño, dedicándose a la oración y la meditación. Su celda se convirtió en un lugar de peregrinación para aquellos que buscaban su consejo.
Contribución a la Paz
En una ocasión salió de su retiro para mediar en un conflicto civil, siendo su intervención decisiva para evitar la guerra.
Legado
Su vida austera y su papel en la paz suiza han dejado una marca indeleble, siendo venerado cada 21 de marzo.