San Prudencio Galindo fue un destacado obispo en Troyes durante el siglo IX. Reconocido por su dedicación a la reforma monástica, Prudencio preparó un breviario del Salterio para los peregrinos y compiló preceptos de las Sagradas Escrituras para los candidatos al sacerdocio. Su legado incluye la restauración de la disciplina en los monasterios, marcando un impacto duradero en la tradición religiosa de su tiempo.
La festividad de San Prudencio se celebra el 6 de abril, recordando su compromiso con la iglesia y su influencia en la estructura eclesiástica. En la actualidad, es venerado no solo por su trabajo pastoral, sino también por su dedicación a la enseñanza y la reforma.
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