San Juan Damasceno, nacido en 675 en Damasco, es una figura clave en la defensa de las imágenes sagradas durante la querella iconoclasta. Tras renunciar a un cargo político, ingresó en el monasterio de Sabas y posteriormente en Jerusalén, dedicándose a una intensa actividad literaria que aún resuena. Comparado con San Isidoro de Sevilla en Occidente, su defensa del culto tradicional se expandió por todo el mundo conocido.
Su legado y festividad
San Juan Damasceno es recordado el 4 de diciembre, aunque en algunos lugares su festividad tradicional se celebra el 27 de marzo. Su obra sigue siendo una fuente de inspiración para la teología cristiana.