San Ares es recordado por su valentía y sacrificio durante la persecución cristiana del siglo IV. Junto a sus compañeros, Promo y Elías, intentó viajar de Egipto a Cilicia para apoyar a los confesores de Cristo. Sin embargo, fueron capturados en Cesarea, donde sufrieron terribles torturas, incluidos el destrozo de sus ojos y pies. Finalmente, Ares fue quemado vivo en Ascalón por orden del prefecto Firmiliano, mientras que sus compañeros fueron degollados.
Legado de San Ares
San Ares es celebrado cada 14 de diciembre, siendo un símbolo de la fortaleza de la fe cristiana en tiempos de persecución. Su historia inspira a muchos fieles a mantener su fe frente a la adversidad.