San Gerlaco vivió en el siglo XII y es venerado por su vida dedicada a la espiritualidad y al servicio de los más necesitados en la región de Limburg, actualmente Bélgica. Su fiesta se celebra el 5 de enero.
Como eremita, San Gerlaco se retiró del mundo para vivir una vida de oración y servicio. Se destacó especialmente por su atención a los indigentes, proporcionando ayuda y consuelo a los más desfavorecidos.
Legado de San Gerlaco
El legado de San Gerlaco perdura en la memoria de quienes buscan inspiración en su ejemplo de humildad y dedicación. Su vida es un testimonio de devoción cristiana y amor al prójimo.
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