San Willibaldo de Dryopolis es recordado como un fervoroso monje y obispo del siglo VIII. Nacido en la nobleza, abrazó la vida monástica y emprendió un extenso peregrinaje por santuarios y tierras santas. Su dedicación lo llevó a establecer la vida monástica en varias regiones.
Encomendado por San Bonifacio, fue ordenado obispo de Eichstätt, donde se convirtió en un pilar de la evangelización de Germania, ayudando a convertir a muchos al cristianismo.
Su legado perdura, y cada 7 de julio se celebra su festividad, recordando su incansable labor como evangelizador y líder espiritual.