San Apolinar de Rávena, obispo del siglo II, es conocido por su ferviente misión de evangelizar a los gentiles, llevando las riquezas espirituales de Cristo a múltiples comunidades. Su vida culminó en el martirio, convirtiéndose en un ejemplo de fe y valentía. La iglesia de Classe, en la vía Flaminia, fue testigo de su sacrificio, honrando su memoria cada 20 de julio.
San Apolinar es venerado no solo por su martirio sino también por su liderazgo como buen pastor. Su legado sigue vivo en Rávena y más allá, simbolizando la perseverancia en la fe.
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