San Ladislao de Hungría, celebrado el 30 de junio, fue un rey notable del siglo XI que desempeñó un papel crucial en el fortalecimiento de la fe cristiana en su reino. Nacido en el seno de la nobleza húngara, Ladislao se destacó por su dedicación a las leyes cristianas establecidas por San Esteban, así como por su compromiso con la moral y las buenas costumbres.
Restaurador de la Fe
Durante su reinado, Ladislao se esforzó por corregir las costumbres de su pueblo, brindando él mismo un ejemplo de virtud. Su influencia se extendió a Croacia, que había sido incorporada a Hungría, donde fundó la sede episcopal de Zagreb, reforzando así la estructura eclesiástica de la región.
Un Legado Duradero
San Ladislao murió mientras se preparaba para una campaña militar contra Bohemia. Fue enterrado en Varadino, Transilvania, donde su memoria continúa siendo honrada. Su vida y obra dejaron una huella imborrable en la historia de Hungría y del cristianismo en Europa del Este.