El Beato Francisco Ingleby es recordado como un mártir valiente que defendió su fe en tiempos de persecución. Nacido en Inglaterra, fue alumno del Colegio de los Ingleses de Reims, una institución clave para la formación de sacerdotes católicos durante la Reforma inglesa. A pesar de los riesgos, Francisco regresó a su patria para ejercer su ministerio, lo que finalmente le costó la vida. Fue ejecutado el 3 de junio de 1580 en York, bajo las órdenes del gobierno de Isabel I, una época marcada por la represión religiosa.
Su legado perdura como símbolo de devoción y resistencia frente a la adversidad.