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San Máximo de Jerusalén: Obispo y Confesor

Un testigo de fe del siglo IV que sufrió por Cristo

San Máximo de Jerusalén, obispo y confesor del siglo IV, sufrió persecución bajo el césar Maximino Daya, pero su legado de fe perdura. Celebrado el 5 de mayo.

5 de mayo

San Máximo de Jerusalén, reconocido por su firmeza y devoción cristiana, fue un destacado obispo del siglo IV. Durante su vida, sufrió bajo la persecución del césar Maximino Daya, quien lo condenó a trabajos forzados en las minas tras arrancarle un ojo y quemarle un pie.

Vida y Persecución

Después de su liberación, Máximo fue nombrado obispo de Jerusalén, donde continuó su labor pastoral con fervor, ganándose el respeto y la admiración de sus contemporáneos. Su vida es un testimonio de fe y resistencia frente a la adversidad.

Legado y Celebración

La Iglesia conmemora su memoria el 5 de mayo. San Máximo es venerado por su fortaleza y dedicación al cristianismo, dejando un legado inspirador para los fieles.

Historia

San Máximo nació en el siglo IV y fue víctima de la persecución cristiana. Posteriormente, se convirtió en obispo de Jerusalén.

Milagros

Su vida es considerada un milagro de fe por su resistencia y liderazgo tras el martirio.

Más Información

  • Legado: San Máximo dejó un legado de valentía y fe en la comunidad cristiana, sirviendo como ejemplo de devoción.
  • Lugar de muerte: Jerusalén, actual Israel
  • Papel: Obispo y confesor