San Aquileo, junto con San Nereo, es recordado por su valentía y fe inquebrantable en el siglo I. Originalmente parte del ejército romano, ambos jóvenes decidieron abandonar sus deberes militares tras convertirse al cristianismo, desobedeciendo órdenes impías.
El 12 de mayo se conmemora su martirio, cuando fueron sepultados en el cementerio de Domitila, en la Vía Ardeatina de Roma. Este acto de fe ha servido como inspiración para generaciones de cristianos que buscan vivir según los principios de su fe, incluso frente a la adversidad.
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