El Beato Enrique García Beltrán es recordado como un mártir del siglo XX. Nacido en un contexto de gran agitación religiosa y social, Enrique dedicó su vida a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Durante la persecución religiosa en España, su firmeza en la fe lo llevó a aceptar el martirio con valentía.
El 16 de agosto de 1936, Enrique se unió a la victoria de Cristo a través de su sacrificio. Este día es conmemorado por la comunidad católica como un símbolo de su devoción y coraje.
Misión y Legado
Su legado perdura como un ejemplo de compromiso religioso y valentía en tiempos de adversidad.