El 16 de agosto celebramos a San Arsacio de Niconedia, un santo del siglo IV que dedicó su vida a la fe cristiana. Durante el reinado del emperador Licinio, Arsacio se retiró del ejército para llevar una vida de ermitaño en Niconedia.
Se destaca por su profecía sobre la destrucción futura de la ciudad, la cual pronunció antes de entregar su espíritu a Dios mientras oraba. Su vida inspira a muchos por su devoción y capacidad de renuncia.
Legado de Fe
- Ejemplo de vida solitaria dedicada a la oración.
- Profecía sobre la destrucción de Niconedia.
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