El 9 de octubre de 1934, San Inocencio de la Inmaculada, cuyo nombre de nacimiento era Manuel Canoura Arnau, junto con ocho compañeros de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fueron martirizados en Turón, Asturias. Estos hombres valientes fueron asesinados sin juicio, víctimas del odio hacia la fe cristiana que marcó la revolución en esa región.
Historia y Contexto
Durante la revuelta, estos religiosos dedicados a la educación y al fortalecimiento espiritual de la juventud fueron capturados y ejecutados. San Inocencio, miembro de la Congregación de la Pasión, trabajaba incansablemente por su comunidad cuando fue apresado.
Legado y Veneración
La memoria de estos mártires ha inspirado a generaciones de fieles, siendo canonizados por su valentía y fidelidad. Su fiesta se celebra el 9 de octubre, recordando su sacrificio y compromiso con sus creencias.
Para más información sobre su vida y legado, puedes visitar el sitio oficial del Vaticano.