San Juanicio de Antidio es recordado como un devoto monje del siglo IX que, tras más de dos décadas al servicio militar, optó por una vida de soledad y oración en las montañas de la región de Bitinia, en la actual Turquía. Su vida de contemplación y espiritualidad es ejemplo de devoción cristiana.
Vida en el Cenobio de Antidio
Juanicio, nacido en Bitinia, decidió retirarse del mundo tras una vida de servicio militar. Se asentó en el cenobio de Antidio, donde pasaría sus días en oración constante, repitiendo la frase: "Dios es mi esperanza, Cristo mi refugio, el Espíritu Santo mi protector".
Legado y Festividad
El legado de San Juanicio perdura como ejemplo de fe y dedicación. La Iglesia celebra su memoria el 3 de noviembre.